Seiscientas ochenta páginas. Un libro grueso. Contundente. De los que empiezas a leerlo y dices: Tengo para rato. Y es verdad. Tienes para rato. Pero esas casi setecientas páginas se leen como un tiro. Nunca había leído nada de Bret Easton Ellis (Los Ángeles, 1964) hasta que Los destrozos se me puso entre ceja y ceja. Al principio fui dejándolo de lado. Iba a una librería, lo cogía, leía la sinopsis, miraba el tipo de letra, el interlineado, la portada... Y lo volvía a dejar en la estantería. Y compraba otro libro. Así. Un día. Y otro. Y otro. Hasta que dejé de hacer aquella estupidez y me lo llevé. Os puedo asegurar que, de todos los libros que llevo leídos en el año (que son unos pocos), este es muy bueno. Es la hostia. La trama gira en torno a un grupo de adolescentes de diecisiete años, pijos, de California. Hasta ahí, todo normal. Solo que a estos chavales les gusta ponerse de drogas hasta las orejas. Fuman marihuana como el que bebe agua, follan como si les fuese la vida en ell...
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