Zip, el antihéroe de esta historia, es un periodista fracasado que ha cambiado la pluma por las llaves de un hostal herencia de su madre. Zip es un desastre, pero uno al que no puedes dejar de mirar. Atrapado entre su pasado y un presente empapado en alcohol, su vida da un giro (otro más) cuando, en el día del entierro de su amigo el Chule, termina en medio de un atraco. ¿El ladrón? El hijo del difunto. Sí, lo que oyes.
La trama arranca con fuerza y no suelta el ritmo. Paco Gómez Escribano nos mete de lleno en un atraco que no tiene nada de glamuroso. Esto no es Ocean's Eleven. Aquí no hay chaquetas de terciopelo ni estrategias magistrales, solo desesperación y el eco de decisiones mal tomadas.
Si crees que es complicado seguir tres historias a la vez, Paco Gómez Escribano te demuestra que no es así. La narrativa se divide en tres líneas temporales que se entrelazan como un malabarista borracho: el presente del atraco, el pasado de Zip y la vida en prisión del Chule. Lo que en manos menos expertas podría haber sido un galimatías se convierte en una sinfonía de miserias perfectamente orquestada. Cada historia añade una capa más al retrato de unos personajes que parecen estar destinados al fracaso, pero que aún así luchan, a su manera, por no ahogarse.
Madrid no solo es el escenario; es un personaje más. Pero no el Madrid de los turistas con sus selfies en la Puerta del Sol. Aquí estamos en las periferias, en Canillejas, donde las luces de neón de los bares se mezclan con la suciedad de las calles y la rutina golpea más fuerte que cualquier villano. Paco no solo describe, te mete allí. Casi puedes sentir el frío de una madrugada mientras los personajes intentan robar algo más que dinero: un pedazo de esperanza.
La jerga que utiliza el autor es un regalo. No es un simple accesorio; es la columna vertebral de la autenticidad que desprende la novela. Cada diálogo te transporta directamente al bar de la esquina, donde los secretos flotan entre el humo del cigarro y el ruido del fútbol de fondo. Es un Madrid que no sale en las guías turísticas, y ahí está su magia.
El autor no se anda con rodeos. Su prosa es directa, casi brutal, pero también tiene una poesía áspera que encuentra belleza en los lugares más insospechados. Estamos ante un autor que sabe cuándo apretar el acelerador y cuándo dejar que el lector respire (aunque no demasiado). Sus descripciones de la vida marginal son tan detalladas que casi se sienten como una denuncia, pero sin moralinas. Paco no juzga, simplemente muestra.
Si bien la trama del atraco podría ser el anzuelo, el verdadero peso de la novela recae en sus personajes. Son complejos, contradictorios y, sobre todo, reales. Zip, el Chule, el hijo atracador... cada uno tiene sus razones, sus miedos y su forma de enfrentarse a un mundo que parece hecho para pisotearles. Es imposible no empatizar con ellos, incluso cuando hacen cosas que sabes que están mal. Paco logra lo que pocos autores consiguen: que te importe un grupo de personajes que, en otro contexto, podrían ser noticia de sucesos.
Aunque Después de la derrota es una novela negra en toda regla, también es una radiografía de las desigualdades sociales. Paco no necesita sermones para hacernos entender que el sistema está roto. Las cárceles, las adicciones, los barrios olvidados... Todo está ahí, contado con una crudeza que deja huella. Pero no todo es tristeza; hay momentos de humor negro, de camaradería, y hasta de cierta ternura que sorprende cuando menos te lo esperas.
El sistema penitenciario también tiene su espacio en esta obra. La vida del Chule en la cárcel no se presenta como un simple decorado, sino como una dimensión que amplía nuestra comprensión del personaje y de su destino. Aquí no hay clichés de prisiones llenas de mafias cinematográficas, sino una representación mucho más realista, cargada de rutina y desesperanza.
Si eres de los que buscan acción, aquí la tienes. Si prefieres el drama humano, también lo encontrarás. Y si simplemente quieres leer algo que te remueva las tripas y te haga pensar, Después de la derrota es tu próxima lectura. No es una historia fácil, pero sí una que merece ser leída. Paco Gómez Escribano no solo ha escrito una novela negra; ha creado una obra que encapsula la esencia de un grupo de personas que, a pesar de estar al margen, tienen mucho que decir.
En un mundo literario saturado de historias que intentan ser más inteligentes de lo necesario, Después de la derrota destaca por su sinceridad. Es una novela que no pretende ser más de lo que es, pero lo que es, lo hace de manera brillante.
Si todavía no conoces a Paco Gómez Escribano, Después de la derrota es el lugar perfecto para empezar. Es una obra que captura lo mejor del género negro: personajes inolvidables, una trama que engancha y un trasfondo que te deja pensando mucho después de cerrar el libro. Pero más allá de etiquetas, es simplemente una gran novela, una que merece estar en la estantería de cualquiera que ame la buena literatura.
Coge tu birra favorita, acomódate en tu rincón predilecto y prepárate para sumergirte en las calles de Canillejas.
Título: Después de la derrota
Autor: Paco Gómez Escribano
Editorial: Alrevés
Páginas: 250
Fecha de publicación: mayo 2024
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