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A pesar de ser un apasionado de la literatura sureña estadounidense, de Faulkner, de Flannery O’Connor, de Carson McCullers, de McCarthy… y andar siempre buscando autores del estilo no conocía a Ron Rash (Carolina del Sur, 1953). Y debo decir que ha sido un gran descubrimiento.
Agosto de 1952.
Una sequía amenaza con acabar con todas las cosechas del condado de Oconee, al sur de los Apalaches.
Holland Winchestern, veterano de guerra y un tipo dado a meterse en problemas, ha desaparecido. Su camioneta sigue en el camino de entrada de la granja y no hace mucho que no se sabe de él. Sin embargo, su madre asegura que ya está muerto. Ha escuchado un disparo en la granja de Billy y Amy Holcombe, los dueños de la granja vecina. Y quizá sabe más sobre su hijo que el resto.
La tarea de encontrar a Holland recae en Will Alexander. Sheriff y también veterano de guerra. Lo que no puede sospechar Will es que este caso vaya a tardar toda su carrera en resolverse. Que esconda un triángulo amoroso, una infidelidad, una venganza e incluso algo de brujería.
Mientras tanto, la empresa energética Carolina Power amenaza con convertir todas estas granjas en un gigantesco embalse.
Con esta premisa arranca una novela que va creciendo según avanzas en ella. Es inmensa la cantidad de temas que Rash va abriendo a través de sus páginas.
La culpa, el perdón, la maternidad (o la imposibilidad de ser madre), la fidelidad, el amor o la muerte.
La novela se estructura en cinco capítulos que forman un rompecabezas perfecto.
Cada uno de ellos se centra y nos pone en el punto de vista de un personaje distinto, (el sheriff, la esposa, el marido, el hijo y el ayudante del sheriff).
En cada capítulo vamos descubriendo las situaciones personales, los miedos y temores, las pasiones y motivaciones que conducen a los personajes en esta historia.
Saltando en distintas líneas temporales nos vamos formando la imagen completa de lo ocurrido en la granja de los Holcombe.
El que la narración no sea lineal no impide que nuestro interés se mantenga en cada página.
Lo que más llama la atención en Un pie en el paraíso es que sumerge al lector en la más pura tradición de la literatura sureña norteamericana.
Sorprende encontrar la sombra del genial Faulkner.
Nos encontramos con unos personajes que parecen atados a la fatalidad de una tierra en decadencia. Lo que no les impide formar lazos y relaciones llenas de ternura y sensibilidad. Tanto los personajes como estas relaciones son retratados con una profundidad exquisita. Un entorno rural precioso e idílico condenado a la pobreza y a la ruina, agotado y viéndose atropellado por el avance del mundo moderno.
La prosa de Rash también nos lleva a toda esta tradición sureña, llena de metáforas y simbolismo. Este simbolismo, junto con la presencia de varias citas religiosas y la existencia de una “bruja” en los años 50, dan a la obra un aura de parábola bíblica.
Como conclusión decir que este libro se ha convertido en un clásico instantáneo, en una joya de ese estilo que tanto nos gusta.
Unas historias que nos hacen pensar en el suelo que pisamos y en los lazos que nos unen a ellas y a los nuestros.
Y por supuesto… ¡Que viva Faulkner!
Título: Un pie en el paraíso
Autor: Ron Rash
Editorial: Siruela
Páginas: 232
Fecha de publicación: 2018
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