EDDIE COYLE
Eddie Coyle es un tipo cualquiera, un delincuente del montón que está pendiente de una condena por contrabando. Le han pillado conduciendo un camión cuya carga no entra dentro de la legalidad. Su única carta para evitar la cárcel es dar un nombre a la policía. Un pez gordo a cambio de su libertad.
Mientras piensa a quién delatar, se dedica a lo que mejor se le da: delinquir. Ahora, se gana la vida con el tráfico de armas y proveerá de importante material a una banda de atracadores.
Curioso el título, Los amigos de Eddie Coyle. Él no tiene amigos, solo son contactos para poder obtener una buena suma de dinero, cartas para intercambiar por otras y así conseguir una mejor mano. La vida es dura, colega.
UNA TRAMA LLENA DE DIÁLOGOS
La novela se nutre básicamente de los diálogos entre los diferentes personajes, que están cargados de una riqueza descomunal. Hay que prestar mucha atención a estas conversaciones, seguro que sacamos muchas ideas interesantes. Debemos leer entre líneas. En ellas, notaremos cómo el autor ya conocía aquel ambiente de delincuencia, ya que Higgins tenía experiencia como ayudante del fiscal del distrito de Boston y era periodista. La lectura transmite ese ambiente noir por todos sus poros. Dichos diálogos me han recordado mucho a las películas de Tarantino, uno de los máximos exponentes del tema.
La trama es más que atrayente, todo fluye en armonía con los tonos grises de los lugares que frecuentan sus personajes. Aquí no tenemos ni buenos ni malos, ni la policía es el héroe ni el delincuente es el villano. En esta novela, todos son personas que se dedican a sacar provecho las unas de las otras. No llegaremos a empatizar con nadie, ese no es el objetivo de George. La vida es algo mucho más compleja y de eso nos iremos dando cuenta mientras avanzamos en la lectura (si es que no nos hemos dado cuenta ya).
NOIR PURO
Los amigos de Eddie Coyle es un claro ejemplo de novela negra. Ahora se escribe mucho noir y hay muy buenas obras, pero luego vienes a la fuente a nutrirte de aquellas que iniciaron el camino y te das cuenta de la gran diferencia que existen entre unas y otras. Las de ahora no son malas, ni mucho menos, pero después de leer un clásico, dices joder…
Seguiré mi camino por el noir más puro, acabo de empezar. Me queda un largo recorrido de disfrute y lo pienso aprovechar.
Lectores, no se olviden de estas magníficas obras: merecen, y mucho, la pena.
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