BARCELONA, 1945
Difíciles tiempos acechaban a aquella Barcelona de 1945, llena de tonalidades grisáceas, penurias y abusos. Seis años después del final de la guerra civil, la capital catalana era gobernada por el régimen franquista con mano de hierro, las cartillas de racionamiento sembraban de hambre las calles y el estraperlo era necesario para sobrevivir. Mientras tanto, la policía hacía lo que le venía en gana: desde creer chivatazos que acusaban de rojos a aquellas personas que, simplemente, no caían bien al denunciante hasta palizas a diestro y siniestro para tratar de averiguar cierta información, violaciones y humillaciones a mujeres que su único «delito» era sacar a su familia adelante a toda costa, con las heridas de la guerra todavía supurando en sus carnes.
En esta Barcelona ruin y mezquina es donde transcurre la historia, tremenda historia, que tenemos entre manos. El ambiente en el que se sitúa la trama es abrumador, duro y desolador.
NIL, EL CHICO DE LAS BOBINAS
Nil Roig, un joven que acaba de cumplir 13 años, es testigo de un vil asesinato en el portal de su casa. La víctima, en su último halo de vida, da al muchacho un objeto y pronunciará su última palabra: David, el nombre del padre del chico, desaparecido durante la guerra. Nil guardará ese objeto para tratar de averiguar el paradero de su papá.
Nuestro imberbe protagonista, que se encarga de transportar bobinas de cine de una sala de proyección a otra, empezará a hacer averiguaciones sobre el elemento que le dio la víctima para tratar de hallar a su padre. Y hasta aquí quiero contar. Todo lo que viene a continuación es mejor que lo descubráis vosotros mismos.
HOMENAJE AL CINE Y A LAS MUJERES LUCHADORAS
Pere Cervantes ha querido transmitir con El chico de las bobinas la gran importancia que tuvo el cine en aquella oscura época. En un momento en el que la vida no era vida, muchos se refugiaban en el séptimo arte y vivían las de aquellos personajes que aparecían en la gran pantalla. Esas películas eran una vía de escape para huir de las penurias y evadirse de todas las injusticias que azotaban a la ciudad.
Pero no solo al cine ha querido homenajear el autor, también y en especial a las mujeres que lucharon por subsistir y sacar adelante a sus familias. Mujeres que hacían lo que hiciera falta para que sus hijos pudieran salir del pozo, sin importarles el qué dirán. Mujeres empujadas a sobrevivir en aquel asqueroso mundo manejado por machistas a golpes.
"Ser hombre es sinónimo de destrucción, ser mujer lo es de construcción".
Todo esto se refleja en la figura de Soledad, la madre de Nil, que no dejará de luchar durante toda la historia. Nunca debemos olvidar lo que tuvieron que hacer esas heroínas para sacar a sus familias adelante, nunca.
PERSONAJES QUE COBRAN VIDA
Mención especial se merecen todos los personajes que aparecen en el desarrollo de la obra. Desde Nil, nuestro protagonista, hasta Nineta, la gata de uno de ellos; todos y cada uno tienen su importancia dentro de la trama. Nada sobra ni nada falta. Para rendirles tributo, tendría que nombrarlos uno por uno y darles, individualmente, el aplauso que se merecen. Pensándomelo mejor, prefiero que el aplauso se lo deis vosotros después de haber leído y sentido todo lo que nos tienen que mostrar.
Pere ha conseguido dotar la novela de personas, algunas por su bondad y otras por su maldad, inolvidables. A modo de ejemplo, os voy a hablar del inspector Valiente, el antagonista indiscutible. Solo con decir que es miembro de la brigada social de Barcelona, ya sabemos de qué pie cojea. Permitidme llamarlo de esta manera: un increíble hijo de puta.
NOVELA ETERNA
El chico de las bobinas es una de esas novelas que dejan huella al lector, una huella marcada a fuego muy difícil de olvidar, y que será recordada eternamente. Pere Cervantes se ha superado a sí mismo con esta obra. Si Golpes y Tres minutos de color, sus dos obras anteriores, ya son lecturas demoledoras, El chico de las bobinas es, directamente, un novelón.
Muchas son las cosas que me dejo en el tintero al escribir esta humilde reseña, seguiría hablando de la novela y tardaría en quedarme satisfecho. El autor es capaz de transmitirnos tantas cosas, tantas situaciones, tantos sentimientos en su nueva criatura literaria que se me hace incluso corta para todo lo que nos ofrece. Y estamos hablando de un libro de más de 500 páginas.
El chico de las bobinas ya descansa en esa balda de mi librería reservada a «las mejores lecturas de mi vida», a la espera de su relectura. Una obra que jamás olvidaré y siempre recomendaré.
Título: El chico de las bobinas
Autor: Pere Cervantes
Editorial: Ediciones Destino
Páginas: 542
Fecha de publicación: marzo 2020
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