FIN DEL JUEGO - Jorge Sánchez López


Cuando miras la portada de Fin del juego, la nueva novela de Jorge Sánchez López, ya sabes lo que te vas a encontrar. Hay algo en ella que te advierte de que nada bueno ha pasado allí. El inspector Almanzor recibe una llamada en plena madrugada y acude al local donde trabajaba Juan, un viejo amigo al que tenía algo perdido. Al llegar, solo quedan un vaso a medias, un cigarrillo consumiéndose solo y unos dados detenidos sobre la barra. Juan está muerto, y la escena deja claro que esta investigación no será solo un trámite policial, sino un regreso incómodo a un pasado que Almanzor no había terminado de enterrar.

El protagonista, Almanzor, ya no está para alegrías. Está harto de tanto expediente, de tantos atestados y de tantas tensiones del oficio. Cuando la víctima resulta ser Juan (el camarero del bar Los Gallegos, amigo de antes) la investigación se vuelve personal. No es solo descubrir quién lo mató, sino por qué ese hombre al que visiblemente le sobraban las deudas y le faltaba la esperanza, acabó sentado en una silla, atado, muriendo. 

El relato se desarrolla con sobriedad. No vas a encontrar persecuciones imposibles ni explosiones in extremis; lo que hay es procedimiento, puerta que se abre, testigo que no habla, otro que miente, otro que también está enfermo del juego, de la deuda. Allí es donde radica la fuerza de este libro: en ese “lento” desgranarse de lo inevitable. La periferia no aparece como decorado estético, lo que ocurre es que te la encuentras: calles que conocen apuestas y humos, bolsillos vacíos, jóvenes que pensaron que tenían tiempo y lo quemaron rápido. 

Y este ambiente, este escenario cargado de cuerpo y voz, es quizá lo que mejor funciona. Porque el autor consigue que el bar se sienta como una zona sin retorno, que los dados que ruedan no sean sólo azar, sino un mecanismo casi trampa del destino. Cuando Juan se deja apostar la vida, Almanzor siente que quizá también lo apostó todo hace tiempo sin darse cuenta. En este sentido el título tiene doble filo: el juego comenzó libre, atractivo, deseado, y termina siendo algo que te rompe por dentro.

Pero también se nota que hay batallas que la novela no gana del todo. He echado de menos la jerga castiza que se suele utilizar en esos antros. Aun así, la novela vale, y mucho, la pena. Y lo hace gracias a la prosa del autor, gracias a que consigue empaparte de ese sabor metálico del bar, del vaso que queda, de la barra que sabe de noches largas y de retazos de vida que no se recuperan. Sánchez López no busca redenciones gloriosas ni finales de aplauso: lo que hay es el cierre de un ciclo, el apagar de la luz, el gesto de levantarse sabiendo que has perdido algo que no sabías que podías perder.

En definitiva, Fin del juego es una lectura que inquieta, porque habla de lo que se oculta tras las noticias y los titulares. Va de la caída, pero también de mirar hacia atrás y preguntarse si hubiéramos podido hacer algo distinto. Si te apetece una novela negra que huela a barra de bar, a humo y a perdedores, pero que tenga corazón, esta lo consigue. Y cuando la terminas, no te queda la sensación de espectáculo, sino la de un golpe suave en la costilla: doloroso, íntimo, válido.

Ponte cómodo, pide la birra, deja que la historia se deslice. Que los dados rueden. Y que, al final, te quede la duda de si acaso nosotros también estamos jugando alguna partida sin saberlo.


Jose Núñez


Título: Fin del juego

Autor: Jorge Sánchez López

Editorial: RBA - Serie Negra

Páginas: 301

Fecha de publicación: octubre 2025



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