La historia se desencadena cuando una pareja de inmigrantes, desesperados y sin hogar, decide saltar un muro para buscar refugio en un antiguo hospital en ruinas. Sin embargo, lo que parece ser una elección desesperada desata una serie de eventos que exponen las profundidades corruptas de la sociedad barcelonesa. Un grupo empresarial ha adquirido el hospital, mientras que una banda de cabezas rapadas espera instrucciones para desalojarlo de okupas. Paralelamente, mafiosos que trafican con drogas y mujeres de Europa del Este aguardan su turno en esta guerra urbana.
En el epicentro de este conflicto se encuentra Néstor Bandama, un ex policía canario que se ve arrastrado a una espiral de eventos impredecibles. Su encuentro casual con un antiguo enemigo durante un partido de fútbol se convierte en el catalizador de una serie de acontecimientos que lo sumergen en los rincones más sórdidos y desconocidos de la ciudad que alguna vez llamó hogar.
La fuerza de la novela radica en la habilidad magistral del autor para tejer una trama compleja y multifacética, donde cada personaje es una pieza vital en el tablero del juego. La narrativa, ágil y atractiva, mantiene al lector en vilo durante toda la lectura. La escritura de Rodríguez es afilada como una cuchilla, capturando la crudeza de la realidad con una autenticidad brutal.
Los personajes, cada uno con sus propias motivaciones y demonios internos, saltan de las páginas con una fuerza irresistible. Néstor Bandama, el protagonista atormentado, es un reflejo de la complejidad humana. Su viaje a través de la oscuridad revela capas profundas de su personalidad, y el lector no puede evitar empatizar con sus luchas internas. Los personajes secundarios, desde la pareja de inmigrantes hasta los mafiosos, están hábilmente delineados, cada uno contribuyendo de manera única a la complejidad de la trama.
La novela también aborda temas sociales y políticos de manera astuta. La lucha por la supervivencia, la inmigración, la corrupción empresarial y el crimen organizado se entrelazan en una tela apretada que revela la fragilidad de la sociedad contemporánea. Rodríguez no teme explorar los lados oscuros y poco explorados de Barcelona, enfrentando a los lectores con la cruda realidad que yace debajo de la fachada reluciente de la ciudad turística.
La prosa de Rodríguez es rica y evocadora, con un ritmo que refleja la urgencia de los eventos que se desarrollan. Su estilo es visual y cinematográfico, permitiendo al lector sumergirse completamente en las calles retorcidas y los callejones oscuros que componen el escenario de la novela. La tensión palpable y la sensación de peligro inminente crean una atmósfera que se mantiene a lo largo de toda la narrativa.
Selva de hormigón y lagartos es más que una novela negra; es un retrato vívido de una ciudad atrapada en sus propias contradicciones y luchas internas. Maxi Rodríguez demuestra ser un maestro narrador, guiándonos a través de este laberinto urbano con una destreza impecable. La novela es un viaje emocional, un choque de realidades y un recordatorio crudo de que, incluso en las ciudades más aparentemente glamurosas, la verdadera selva puede esconderse detrás de cada esquina. En definitiva, estamos ante una obra literaria que no solo entretiene, sino que también desafía y provoca reflexiones sobre la complejidad del mundo que habitamos.
Título: Selva de hormigón y lagartos
Autor: Maximiliano Rodríguez Vecino
Editorial: Amarante
Páginas: 317
Fecha de publicación: septiembre 2022
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